Recuerdo que Verónica miraba
mis ojos que son verdes demasiado;
pero también mi labio colorado
y silenciosa siempre se quedaba.
Recuerdo que Verónica no hablaba
aunque estuviera yo sentado al lado;
Recordando a Verónica he pensado
que al verme así de guapo se asustaba.
La economía, el capital, la pasta,
y los palets cargados de dinero,
no permiten que puje en la subasta.
Y sé que cada vez que ve un cartero,
se va corriendo con los de su casta,
que siempre la utilizan de florero.
José Luis Guillén Lanzas, 2021-04-20
www.joseluisguillenlanzas.com
https://www.safecreative.org/work/2104207563660-656-veronica-y-el-silencio-docx