Morena, con sus veinte primaveras,
no para de currar en la cocina
del soleado bar de la piscina
llevando el delantal en las caderas.
Si lo que a mí me gustas tú supieras
con ese moño, guapa y femenina;
con la pupila azul y sibilina,
el pecho en mil pedazos me rompieras.
Trabajadora como cenicienta,
con su tatuaje haciendo sus labores,
de que la miro no se da ni cuenta.
Sufriendo del verano las calores
el poeta dedica y condimenta
su soneto a tus ojos soñadores.
José Luis Guillén Lanzas, 2021-07-14
www.joseluisguillenlanzas.com
https://www.safecreative.org/work/2107148357114-695-la-cenicienta-docx