La vida es para mí como un soneto,
que ha de ser tan perfecto y tan redondo;
criminal en la forma y en el fondo,
adiestrado y escrito sin respeto.
Músculo indestructible y esqueleto,
la pregunta fugaz que no respondo;
el inmenso rincón en que me escondo,
repleto de estulticia por completo.
Me niego a pasear por lo que pago,
desprecio solamente a quien desprecia,
siendo además de loco todo un vago.
La mirada me baja torpe y necia,
mientras de su dinero me deshago,
aunque yo sea Roma y ella Grecia.
José Luis Guillén Lanzas, 2020-09-27
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