735. EL RELOJ
Maldita suerte, me perdí tres veces,
recorriendo confines y caminos;
como lo hacen quizás los peregrinos,
porque ya sé mujer que me apeteces.
Seguramente, tú te lo mereces,
que descubrí lugares sibilinos
en mitad de la nada y sus destinos,
y mientras tanto tú desapareces.
Dos horas de mi tiempo están perdidas
entre la ida y la vuelta. Pero siento
que no han pasado desapercibidas.
El reloj y su eterno movimiento
entre segundos marca las partidas
que juegas al pisar el pavimento.
José Luis Guillén Lanzas, 2021-09-26
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