Siempre me repudiaron los testigos,
la dejé en paz con todo su dinero,
que no la he vuelto a molestar. La quiero
ver sufrir como el rey de los mendigos.
Es Jehová el que imparte sus castigos,
que sé también multiplicar por cero,
y todavía, nena, considero,
que somos dos extraños enemigos.
No puedo enamorarme de una fruta
que está vieja, arrugada y corrompida,
manzana que otra boca ya disfruta.
Este Dios, ni perdona, ni se olvida,
que te mandé a la mierda por astuta,
que además de sobada, estás podrida.
José Luis Guillén Lanzas, 2023-03-12
www.joseluisguillenlanzas.com
https://www.safecreative.org/work/2303123776868-2003-de-testigos-y-amistad_230312_023213-2-docx