1008. LA MIRADA DE VERÓNICA
Nunca debí de haberte dicho nada
y aunque la juventud es codiciosa;
siembre te voy a recordar, preciosa,
clavando en mí tus ojos de pasada.
Me enamoré de ti y de tu mirada,
que no se puede ser mujer celosa.
Te burlaste de mí tan rencorosa
como una flor que luce perfumada.
Puedo ser atrevido y caballero,
puedo ser un mendigo repugnante,
que puede ser cortés o ser grosero.
Si lo pienso, Verónica, un instante,
me equivoqué contigo y considero
que ahora puedo parecer pedante.
José Luis Guillén Lanzas, 27 Marzo 2023.
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