Es un auténtico descubrimiento
y además de preciosa es educada.
Tiene más genio y más carácter. Cada
vez que la miro sé lo que ya siento.
Soy de su labio un animal sediento
y quiero bocanada a bocanada
beberme su sonrisa dibujada
de ese rojo carmín en movimiento.
Voy a su pueblo solo para verla,
el licor de manzana es una excusa,
y algunas veces logro sorprenderla.
Con esa minifalda y esa blusa
de la mano quisiera yo cogerla
y salir de paseo con mi musa.
José Luis Guillén Lanzas, 2020-01-03
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