Cada vez que te veo estás preciosa,
vale la pena la hora de volante,
para verte risueña y elegante,
y decirte si acaso alguna cosa.
El alma del guerrero no reposa.
Ni rápido, ni lento, ni pedante,
en el amor habré de ser constante
y evitar las espinas de la rosa.
Cuando deje de ser un caballero
y por su amor me vuelva descarado
a pisar volverá por mi sendero
para que no me vaya de su lado.
Lectores, voy a ser por fin sincero,
ahora sé que estoy enamorado.
José Luis Guillén Lanzas, 2021-01-08
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