Sé que le dije alguna tontería,
que la saqué a bailar en La Calzada;
que observé su tatuaje de pasada
aquel que tras sus medias descubría.
Era como un león que sugería
bajo su falda negra y ajustada,
con su corpiño blanco conjuntada
esa preciosidad que sonreía.
Rubia de ojos de imán, recién pintado
su labio que de rojos condimenta
al dejarlo de un trazo perfilado.
De esa joven que mide metro ochenta
el poeta se siente enamorado
y orgulloso en sus versos lo comenta.
José Luis Guillén Lanzas, 2021-12-26
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