Con esos ojos verdes y el cabello
castaño recogido en una cola.
Con ese metro ochenta, la amapola,
dibujará de rojo su destello.
Ese labio que marca con su sello
ebrio de mar la dulce caracola;
en la barra del bar no estaba sola,
que nunca he visto un animal tan bello.
Se pide una pulguita con cerveza
y de postre su copa de frisante
marchándose con toda sutileza.
Jugando a retratar algún instante
esta vez he pintado con destreza
a la joven que tuve por delante.
José Luis Guillén Lanzas, 2021-12-08
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