MEMORIAS DE JUVENTUD
Año noventa y ocho, su belleza
junto al río Genil impresionante.
La noche de San Marcos un instante
con hoguera y demás naturaleza.
Año noventa y nueve con destino
a Playa del Inglés de luna llena.
El Instituto Támara, la arena
fina en San Agustín, vaya un camino.
Fue un catorce de Enero en Antequera
del dos mil nada más entrar en clase
me dijo el profesor: pase usted. Pase
el que me dio Verónica a su vera.
Marchando hacia la costa en Tarragona,
concretamente a Salou, me di cuenta
de que nada se pierde si se intenta,
que solamente pierde el que abandona.
Dos mil uno de feria una sorpresa,
Belisa realmente encantadora,
femenina, elegante y seductora,
bailando el príncipe con la princesa.
Dos mil dos para mí solo se queda.
Cómo recuerdo aquel verano intenso
quemando combustible estaba inmenso:
Mollina, Villanuevas y Alameda.
Dos mil tres equipaje hacia Marbella,
de nuevo la bendita costa y playa,
más viejo cada vez y más canalla,
pensaba cada día más en ella.
Dos mil cuatro de vuelta de Jandía,
Támara como siempre peligrosa,
presumida, simpática y preciosa,
para mí como siempre un todavía.[1]
[1]José Luis Guillén Lanzas. 14 Enero 2014.
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