TOLERANCIA CERO
En la guerra civil por mercenarios
el frío paredón y las cunetas
sin mortaja de sangre están repletas
como siempre de pobres proletarios.
Trabajando a destajo por salarios
míseros y viviendo en corraletas:
ignorantes, mendigos, majaretas,
hacinados se pudren presidiarios.
Montado en su caballo con espuelas
cargado el poderoso de dinero
haciendo iglesias y quemando escuelas.
Jamás será un chivato caballero,
que a grandes males, grandes sus secuelas:
ni perdono, ni olvido, ni tolero.[1]
[1]José Luis Guillén Lanzas, 18 Julio 2015.
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5ª Antología (Uruguay)