Enloquecí de amor como el Quijote
descubriendo el Parnaso de Quevedo;
de follar como Lope tuve miedo
y me fui a un convento con Argote.
Sin brillo ya reluce mi cipote
pues salgo a torear al triste ruedo
y lleno mis gregüescos pedo a pedo
al no poder pagar ninguna dote.
Soy todavía gallo de combate
y me gusta pisar el duro albero;
poniendo mis sonetos a debate
para que los conozca el mundo entero.
Escrito lo dejó el famoso vate
al decir: “poderoso caballero”...
José Luis Guillén Lanzas, 13 Marzo 2020