Esa cara de pecas salpicada
y ese labio de rojo perfilado.
El verde que presume en su mirada
y ese pelo que está recién lavado.
Recogido el cabello en una cola,
con sus gafas de vista o secretaria;
esa boca teñida de amapola,
de rosa su mejilla solitaria.
Ya soy un sabio capitán pirata
y un astro como el sol puede cegarme
aunque luzca mi traje y mi corbata
la luna y las estrellas han de guiarme.
Moraleja del viejo bucanero:
ya, aunque quieras, no puedes ser torero.
José Luis Guillén Lanzas, 2020-11-06
www.joseluisguillenlanzas.com
www.safecreative.org/work/2011065816411