Con su jersey de cuello y pura lana,
con sus trenzas, preciosa y repeinada,
apenas me dirige la mirada
sentada siempre bajo la ventana.
Conmigo hará lo que le dé la gana,
aunque ya empieza a estar enamorada;
con esa boca roja y perfilada
y esos ojos que tiene de sultana.
Creo que no le gustan mis poemas,
ella en cambio me gusta demasiado,
en fin cuestión de gusto y de dilemas.
Sé que soy un poeta enamorado
y aunque el amor sostiene varios temas
me apetece su labio colorado.
José Luis Guillén Lanzas, 2020-11-14
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