Devoto de tu coño es mi cipote,
que pretende romper tu tanga, nena,
para llenar de leche con su vena
sin pagar por tu concha alguna dote.
Mis gónadas golpean de rebote
cada teta que parto a polla llena,
que son de azúcar de una magdalena
los pezones que tienes en tu escote.
Cada vez que te veo estás preciosa,
cada vez que te empotro estás aviesa,
cada vez que te quiero estás odiosa.
Me la sigues poniendo aún tan tiesa,
aunque seas tan puerca y asquerosa,
que comes donde follas, vampiresa.
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