Es su muslo un paisaje de blancura,
sus ojos verdes varias primaveras,
sus labios son del rojo que prefieras
y liviana y esbelta es su cintura.
De mirada felina la criatura
al caminar se mueven sus caderas
dibujando ajustadas las maneras
que juegan perfilando su figura.
Benamejí, serán sobre las doce
cuando Carmen se aleja de momento;
se asegura parando el movimiento
y al girarse hacia atrás me reconoce.
Con deseo y pasión se logra el roce
y la morena sabe lo que siento.
José Luis Guillén Lanzas, 2020-08-03
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