Con casi treinta y cuatro primaveras.
La curva de su labio es fabulosa
que se parece a un pétalo de rosa.
Cuando baila se mueven sus caderas.
Arantza, no pretendo que me quieras
que ya me gustaría a mí preciosa.
Arantza, tan morena y poderosa,
bastaba solo con que me mintieras.
Como poeta puedo ser canalla,
también el vate más enamorado,
que nos separa solo la toalla.
Con esos ojos de café tostado,
mujer has consentido que me vaya
y sin poder besarte me he marchado.
José Luis Guillén Lanzas, 2020-08-23
www.joseluisguillenlanzas.com
www.safecreative.org/work/2008235087290