La soledad a veces con su encanto,
entre las sombras de la noche, aduce
la impoluta razón que me produce
apagada la luz algún quebranto.
Demoledor y tácito es el canto,
que exonera inefable y me seduce;
y que serenamente me conduce
a ese abismo que cura todo llanto.
Cuando se busca demasiado, nada
permanece a tu lado es evidente…
Cuando por fin se encuentra esa mirada,
la que aparenta ser tan diferente,
la que aparenta estar enamorada,
y es solo el cascabel de la serpiente.
José Luis Guillén Lanzas, 14 Enero 2016
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