Se convierte el mendigo en vagabundo,
sometido al expolio del estado;
cuyo pecunio diario es regalado,
harapiento habitante de lo inmundo.
Es un ser ignorante tan profundo
que vive en la miseria marginado;
al que toda la gente da de lado
sin tener un lugar en este mundo.
Camina con su perro como amigos
en un ambiente urbano y callejero
compartiendo en la vida los castigos.
Entre cartones dentro de un cajero
a veces son quemados sin testigos
y los entierran en el basurero.
José Luis Guillén Lanzas, 5 Noviembre 2015.
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