266. LA SIESTA Y LA CAGALETA

266. LA SIESTA Y LA CAGALETA

Subí en tan poco tiempo tanta cuesta
con elegancia, distinción y estilo;
y sin dudarlo acaso no vacilo
en devorar mi almuerzo a mesa puesta.

Llegando la hora de la siesta
mi poltrona la cambio con sigilo
aplastando mi cama kilo a kilo
con estos ciento veinte no me cuesta.

En plena digestión de pronto un pedo
interrumpe mi sueño con su ruido
que soportar su hedor aquí no puedo.

La cagaleta nuevamente ha sido
la que llena de mierda con denuedo
mis greguescos después de haber comido.

José Luis Guillén Lanzas, 20 Abril 2018
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