PASEANDO POR LAS HUERTAS
Preciosa, paseando por las huertas,
una tarde de brisa tan serena
se vuelve sonrojada la morena
pisando al crepitar las hojas muertas.
Como las rosas que al abrir sus puertas
con su cuerpo menudo de sirena
en las noches de cielo y luna llena
de perfume presumen descubiertas.
Ya quiero desnudarla con mis manos,
dibujando en su boca coralina
los besos más sabrosos y profanos.
Definitivamente, femenina
como el muslo que lía los habanos:
mezcla de azúcar y canela fina.[1]
[1]José Luis Guillén Lanzas, 29 Octubre 2010.
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