LA ROSA
Se descubre en tu boca un beso aleve
cuando tú con orgullo me has mirado,
de otra boca los labios has besado
dejando que otro su sabor se lleve.
Acaso te da miedo que los pruebe
y el beso que los celos me han robado
te lo diera mi labio enamorado
bebiéndose tu boca si se atreve.
Eres una mujer tan femenina,
tan rubia, deseada y peligrosa,
con la mirada pura y cristalina.
Definitivamente, estás preciosa,
y una a una te quito cada espina
para quedarme solo con la rosa.[1]
[1]José Luis Guillén Lanzas, 20 Diciembre 2010.
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